domingo, 4 de octubre de 2009

MAGIA POPULAR: LOS "PROFESORES" DEL CONTINENTE NEGRO

La magia existe, sin ninguna duda. Aparte de Harry Potter o David Copperfield y otros fenómenos mediáticos, está en la mente de quienes la defienden y confían en ella, y no son pocos. En esta época tan descreída, sin religiones oficiales que nos dirijan; y tan llena de elementos científicos y racionales (o pretendidamente científicos y racionales) no deja de sorprender la aparición de la magia en nuestras vidas cotidianas. Superstición, superchería, ilusionismo, charlatanismo e inverosimilitud se nos agolpan todos los días hasta en los sitios más insospechados. Ya saben que una de las secciones más leidas de los periódicos es el horóscopo.

Un elemento de lo más simpático y digamos que afro-castizo es la presencia en nuestra ciudad de brujos y hechiceros africanos, fruto de la globalización que nos permea. Aquí les adjunto unos anuncios  que he ido recogiendo a salida del metro o en algún paso de peatones.




 

 
Si Luis Carandell levantara la cabeza, seguro que los metía en su Celtiberia Show, que ahora se denominaría Globalia Show. Llegaron a la piel de toro los africanos del sur del Sahara y mientras algunos trabajan en el campo o venden La Farola por las esquinas, otros nos ponen negocios de brujería en mitad del foro. Estos, además, se anuncian.

Hay que reconocer que a nivel de diseño son bastante espartanos, un sol y una luna (y ocasionales estrellas) y al grano con el mensaje. De hecho, todos parece que salen de la misma mente redactora y quizá de la misma impresora. Lástima que los curanderos sean ahora “cuaranderos”, pero gazapos los tenemos todos.

Me encanta que los hechiceros se denominen como profesores. La tradición ibérica es que un profesor sea un sesudo señor académico revestido de innumerables títulos y ocupando puestos claves en institutos o universidades. Por otro lado, la imagen mental que tengo de los brujos subsaharianos es la de un nativo ataviado con máscaras, plumas y taparrabos, así que me permitirán la pugna mental que sostengo para ampliar el concepto “profesoral”.

Lo que más destaca es el amplio espectro de hechizos que nos ofrecen: desde tranquilizador “encontrar trabajo” (o “mantenerlo”), hasta “quitar mala suerte”, lo que implicaría acertar con el bote de la Primitiva y por consiguiente que encontrar trabajo no sea ya necesario. Todo ello pasando por cuestiones amatorias (“atraer personas queridas”, “impotencia sexual”) o de salud (“enfermedades cronicas” y “depresión”); sin desdeñar una oportuna “ayuda para los exámenes”.

Como “soluciona cualquier tipo de problema por dificil que sea” y da un “resultado garantizado 100% en poco tiempo” debemos considerar que lo de estos profesores es verdadera vocación humanitaria. Suponemos que ellos mismos son beneficiarios de tantos poderes, incluso si se los aplican unos a otros (¡ah, esos exámenes para el profesorado podrían estar influidos por la videncia!); puesto que realmente se lo curran. Trabajan ejemplarmente desde las ocho de la mañana hasta las diez u once de la noche, sin interrupciones para la comida. Y en algún caso, si no se puede acudir personalmente, se puede encargar el hechizo por correo. Supongo que pronto se podrá por e-mail o por el messenger.

Más de un catedrático blanco y cristiano podría aprender para iluminar a sus alumnos.

Por si no tenían bastante, les pongo otro anuncio, así tienen donde elegir. Saludos otoñales.

 

jueves, 1 de octubre de 2009

CELTIBERIA SHOW

Primero fue una sección entre irónica y jocosa de la revista Triunfo. Luego se convirtió en un libro, pequeña joya editorial del tardofranquismo con una colección irrepetible (y muy tierna) de ejemplos típicos y tópicos de la sociedad española. Y después de muchos años y mucho éxito, pues casi es una categoría. Si no lo creen búsquenlo en Google, y verán que cantidad de enlaces y resultados. Incluso hay un grupo de Flickr sobre este espectáculo celtibérico. Luis Carandell, su creador y mantenedor, estaría orgulloso viendo como una de sus literarias criaturas ha trascendido a su existencia y tiene su vida propia.




Portada del libro, si pueden pillar un ejemplar no desperdicien la ocasión de pasar un rato memorable



Hace unos días, me tropecé con un ejemplar de Celtiberia Show en la Librería Mendez de la calle Ibiza 23 y volvía comprarlo. Digo que volví porque ya es el tercer ejemplar que cae en mis manos. El primero, solo visto de prestado, apareció en mi casa a primeros de los setenta y no entendí demasiado. Debía ser que el franquismo aún coleaba y mis entendederas no eran muy amplias, pero ya me hizo gracia la idea. Muchos años después compré una reimpresión y ya me encantó leerla, en línea con “El Despiste Nacional” (gazapos periodísticos recopilados por Evaristo Acevedo) o las geniales “Antologías del Disparate”, esas sartas de ocurrencias que han tenido y tienen los estudiantes cuando se enfrentan a los exámenes con el vacío de la ignorancia. Y esta tercera vez, la he devorado en cinco arreones (incluyendo tres trayectos en tren de cercanías), y ha sido un absoluto deleite.

El anecdotario de España y Portugal de los años sesenta, con una sociedad en transformación da mucho de sí. Leer ahora esos textos dedicados a la autoridad competente, a la raza, al (nacional)catolicismo hace gracia , enternece y conduce a la reflexión. Han pasado treinta y tantos años desde la primera edición, el autor ya falleció y montones de situaciones y contextos solo son historia. Pero la sociedad sigue aquí, totalmente alrededor, inmersa en la globalización, llena de móviles, internet y aires acondicionados. Por lo tanto el show sigue con nosotros los celtibéricos. Solo es preciso abrir los ojos y disfrutarlo. ¿Seguiremos siendo ese país improvisador, chapucero y guasón como hace unas décadas? ¿O por el contrario, la invasión consumista anglosajona nos ha convertido en una colectividad aculturada, digna de mejores destinos?. Se admiten opiniones.


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PERIPECIAS DE UN DIABETICO (TIPO 2)

Tanto va el cántaro a la fuente, que al final tuvo que romperse. Hace unos meses, el status de obesidad, SAOS (Síndrome de apnea obstructiva del sueño) y diversos síntomas indicativos me convirtieron oficialmente en diabético tipo 2 dentro del contexto del llamado Síndrome metabólico (o síndrome X, que queda más molón). Con un índice de masa corporal (IMC) mayor de 38 y la indicación de cirugía bariátrica sobrevolando mi orondo cuerpo tomé la decisión de intentar llegar a viejo y ponerme las pilas. Así que tras añadir a mi ya crónica lista de medicamentos diarios la metformina (nombre comercial Dianben) inicié una dieta bastante estricta en calidad y cantidad y un aumento de consumo calórico diario, sobre todo procurando caminar más y mejor.


asi de orondo estaba un servidor de ustedes hace un año


Así que con las pilas puestas, mi doctora - la doctora Irene Bretón, una cabeza privilegiada donde las haya- me puso como objetivo eliminar la indicación, es decir, ponerme con un IMC de menos de 35. La muy ladina ni me puso dieta ni nada, sino que confió a mi responsabilidad como médico. Y me dio de plazo mes y medio ("dos como mucho" añadió).

Así que me puse manos a la obra, a ver si lo conseguía. Aparte de incluir en mi tratamiento metformina, lo más típico para la diabetes asociada a sobrepeso, lo primero fue una reducción brutal del aporte calórico, con abstención casi absoluta de pan, patatas, arroz, maíz, azúcar (claro está) y alcohol, y mucha menos grasas. Paralelamente, dedicar un rato del día a hacer ejercicio moderado, que en mi caso ha sido caminar entre media y hora y media diaria. Y mientras, a estudiar la diabetes (para principiantes) e investigar el contenido calórico de los alimentos. Conseguí el objetivo, y a las 6 semanas ya tenía un IMC de 34,8; por lo que Irene me felicitó efusivamente.

mis píldoras del desayuno, nada mal para tener 50 años ¿no?


Hoy ya se van viendo los frutos de la iniciativa. He reducido 20 kg de peso, he bajado 3 tallas de ropa (estoy en crisis textil, claro) y el SAOS se ha evaporado. Académicamente sigo siendo obeso (el IMC es de 31,4, hay que bajar de 30) pero he ganado mucho en autoestima. Sin embargo...

La diabetes es una enfermedad incurable. De aquí al día de mi muerte, que ya veremos cuando es, seguiré siendo diabético. Puede que mi nuevo modo de vida consiga adormecer el proceso, pero no podrá eliminarlo. Por ello, también estoy aprendiendo a deambular por el mundo con comportamiento preventivo y no de glotón obeso, como hasta ahora es mi costumbre.

La diabetes tipo 2 viene de la confluencia de una predisposición genética (hay mucha gente de nunca se convierte en diabética) unida a unas costumbres de vida que la desarrollan: alimentación inadecuada, sedentarismo y otros vicios de la vida moderna. Como los genes son de momento intocables para conseguir ese adormecimiento hay que cambiar de costumbres: alimenticias, físicas y por supuesto mentales.

Clásicamente se dice que somos lo que comemos, y en mi caso no puede ser más verdad. En el medio siglo de vida que llevo en este mundo he comido hasta hartarme de los manjares más variopintos y multihorarios, sea en desayuno, comida y cena o todas la entrehoras descritas. Más aún, me encanta comer. Me gustan las comidas opíparas y las buenas cenas, seguidas de tertulia o sobremesa. Me atrae mucho conocer nuevos platos y nuevos sabores, cuando viajo suelo probar de todo; comer es un instrumento socio-cultural. Todo eso hay que cambiarlo.
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sábado, 12 de septiembre de 2009

Obstáculos fotográficos: ese inoportuno cableado aéreo

Todos queremos conseguir fotos inolvidables de las vacaciones. Al fin y al cabo, todos estos años dedicandonos al hobby de la fotografía, y todo ese equipo que nos pesa en el cuello y hombros está destinado a lograr alguna foto de impacto. Acudimos al lugar idóneo, encontramos una iluminación atractiva y nos esforzamos en descubrir el encuadre más adecuado para cristalizar la creatividad.

Pero... con más frecuencia de la deseada hay elementos inamovibles que nos aguan la fiesta, como es el caso del cableado aereo que hay en tantos sitios de nuestra geografía. Donde menos te lo esperas aparecen las líneas negras del teléfono, o de la electricidad para “adornar” nuestra imagen.

Muchas poblaciones españolas apuestan por la llegada de turistas para mejorar sus ingresos, en forma de fiestas, turismo rural, playa, patrimonio cultural o lo que sea. La mayoría de los visitantes llevamos una cámara y hacemos fotos para enseñar el sitio a las amistades. Si las fotos son atractivas, es posible que alguno se anime a ir en otra ocasión. ¿Sería mucho pedir que los responsables de urbanismo se preocuparan de ver que cosas afean su bonito pueblo e intentaran eliminarlo?

Pudiera ser que después la mejora estética se tradujera en más visitantes e ingresos.

Los ejemplos son innumerables, pongo aquí algunos de este mismo año. Siempre podemos recurrir al photoshop, pero no es lo mismo.

obstaculos fotográficos (2)




obstaculos fotográficos (3) 

obstaculos fotográficos (4)

Antes de photoshop

obstaculos fotográficos (1)

Y después de photoshop:

casa de espinareu

Proveedores de la Real Casa


Se trata del Café y Salón de te Nerian, junto a la playa de Ribadesella. Parte de una cadena de tres establecimientos pasteleros, junto con Chocolate y La Veguina, resulta ser uno de los sitios preferidos por los príncipes de Asturias para tomar una merienda. Y no es para menos, porque es un sitio magnifico, haga sol o llueva, lleno de tentaciones para estropear la línea. Tienen unos sandwiches y bocadillos sobresalientes, y unos dulces para chuparse los dedos. Y recientemente han añadido a su oferta un dulce en honor a la princesa.


Las Letizias de Ribadesella, claro.

jueves, 3 de septiembre de 2009

La maravillosa Casa Maravillas (de la calle Ibiza)



Muchos como yo comemos con frecuencia fuera de casa. Ocasionalmente por placer, pero con mucha más frecuencia para enlazar la jornada laboral de la mañana con la de la tarde. Al fin y al cabo, en nuestras metrópolis actuales no sale a cuenta ir a comer a casa si después hay que salir corriendo a producir algunos euros más.

Aquí junto al hospital tenemos la Casa Maravillas, un bareto-casa de comidas sucursal de otra homónima que se localiza en Malasaña. Decorado con un aire de bar viejo y decadente muy de cartón piedra, resulta que la cocina sobresale una cabeza y media del nivel esperado en este tipo de sitios. Supongo que el cocinero es una joven promesa con un gran futuro por delante, y en Casa Maravillas está iniciando su andadura y no lo hace nada mal.

Ponen un plato del día de 11 euros, un precio promedio de Madrid, con tres primeros a elegir y tres segundos, amén de postre o café. Son menús bien equilibrados, que permiten unas seis combinaciones para satisfacer a casi cualquier paladar. Hoy ofrecian de primeros arroz con bogavante (caldoso, con trocitos de frutos de mar incorporados), gazpacho andaluz (muy digno, con tropezones incluso) y ensalada de pollo con salsa rosa, bastante copiosa (al menos de lechuga). Para segundos, picaña de novillo argentino con salsa chimichurri, o bien costilla asada al estilo americano (muy sabrosa) o mero a la madrileña (trozos de pescado rebozado con ensalada)

un ración de gazpacho

En la oferta de postres, tarta de queso o chocolate, pudding (una delicia) o fruta variada, ya pelada y troceada.

Y el servicio, un encanto. Sin otros comentarios. Comer en Maravillas constituye una pausa de relax y placer entre una tarea y otra, para sobrellevar este Madrid de mis entretelas.

 
el interior de Casa Maravillas

lunes, 31 de agosto de 2009

Gijón: una visita imprescindible

gijon 2009

Todos los años visitamos Gijón, y casi siempre más de una vez. Algún año hemos pernoctado por allí algunos días, concretamente en la Quinta Duro, un hotel de la red Casonas Asturianas situado en Cabueñes y regentado por D. Carlos Velazquez Duro, que ha conseguido crear un oasis para la felicidad en la finca de sus ancestros. Si van por allí y no saben donde dormir, pues no lo duden y traten de alojarse en la Quinta Duro; todo esto sin desmerecer otros hoteles que también conocemos de la ciudad, como el Parador de Turismo o el Hernán Cortés, también muy agradables.

Hotel Quinta Duro
El hotel Quinta Duro, en Cabueñes, de la cadena Casonas Asturianas

Este año 2009 hemos ido tres veces por Gijón, y siempre son unas jornadas agradables. Como no somos muy amigos de aglomeraciones ni conocemos la Semana Negra (en julio) ni la Feria de Muestras (en agosto), pero algún año tendremos que remediarlo.

¿Qué nos gusta de Gijón? Pues un montón de cosas. A mi hija Cristina le gusta el acuario, porque todo el mundo animal le chifla. Es un acuario coqueto y bastante manejable, en un par de horas lo recorres y lo ves con bastante intensidad. Este año aparte de la exposición permanente de todo lo que hay en el fondo de los siete mares, hemos visto una exposición de las ballenas (y otros cetáceos) y de la caza a la que se la sometía en las costas cantábricas. Sumamente interesante, aunque dado que estos mamíferos están en peligro de extinción pues son al parecer residuos del pasado. La entrada cuesta 12 euros, y se pueden hacer algunas fotos chulas (sin flash, claro está)

acuario de gijon
el Acuario de Gijón

A mi santa le gusta comprar en Gijón, en el eje comercial de las calles Corrida y Moros. Siempre encuentra oportunidades, que en Madrid supongo que existirán pero que no son facilmente visibles. Este año se ha comprado un vestido muy majete a la mitad de precio. Hay ocasiones que no se pueden dejar escapar, por supuesto. Yo también compro en Gijón, pero en mi caso otros artículos. Procuro visitar la sucursal de la Casa del Libro para husmear por sus estanterías, y siempre miro el escaparate de Foto Centro, una tienda de material fotográfico muy completa a pesar del poco espacio que tienen. Este año en Foto Centro solo he mirado, pero he consumido en El Corte Inglés, para aprovechar los últimos momentos de las rebajas. Con gran satisfacción he podido comprar dos pantalones de tallas normales (sin pasar por la sección de “tallas grandes”), señal de que la dieta va funcionando.

Otra cosa que hacemos al menos una vez por temporada es recorrer el paseo litoral. Se trata de un paseo de 5750 metros desde Campo Valdés, en un extremo de la playa de San Lorenzo, hasta el parque de La Providencia, al otro lado de Somió. Este año empezamos por la escalerona y alcanzamos lo 5300 metros, sin llegar al mirador, porque amenzaba lluvia y nos dimos la vuelta. La amenaza se cumplió y toda la segunda mitad del paseo transcurrió con orballo, que está muy bien denominado como calabobos (en este caso los bobos fuimos nosotros dos). Bien calados acabamos aquella tarde, pero nos lo pasamos bien, es un paseo que nunca nos defrauda.

gijon paseo litoral
el paseo litoral, a la altura de El Rinconin, un ratin antes de empezar a orballar

A mi me gusta pasear un rato por el cerro de Santa Catalina, para ver la escultura “Elogio del Horizonte”, un trabajo de Chillida que preside las dos bahías de la ciudad. Como los asturianos son muy socarrones la llaman también el “WC de King Kong” aunque a mí me presta más la denominación “Eulogio, el del horizonte”. Sin embargo este año no he subido por allí, solo lo he visto de lejos desde el paseo litoral.

Elogio del Horizonte - HDR
Elogio del Horizonte (a.k.a. "el WC de King Kong" o "Eulogio, el del horizonte"), de Eduardo Chillida, un icono de la ciudad

gijon - playa de san lorenzo
la Playa de San Lorenzo, atestada de bañistas

Y luego, comer. En Gijón se come fenomenal, como en tantos sitios de Asturias. En este punto también somos parroquianos fieles, y las dos comidas que hemos hecho han sido en Tino el Roxu (Avenida de la Costa), y en El Jamonar (calle Begoña, junto a la Iglesiona). Estando a dieta como estoy, no he podido acceder a alguna de sus delicias, pero todo estaba delicioso, aunque sea solo de vista.

sábado, 29 de agosto de 2009

Las tetas de Liérganes

Liérganes es una encantadora población de Cantabria digna de una visita detenida. Solo había ido una vez, muy joven, con mi prima Marta a finales de los setenta y de aquella visita me quedó que había unas montañas que se llamaban las "tetas de Liérganes". Pasaron los años y nunca había vuelto, aunque el lugar me es familiar porque un amigo del hospital, el Dr Gonzalo Bueno veranea habitualmente allí y siempre lo comentabamos.

Estas vacaciones fuimos de visita a Liérganes con Eduardo y Mariola, nuestros primos. El lugar es encantador: hay un balneario, un río precioso y un núcleo histórico lleno de casonas de piedra adornado con flores. Para perderse allí una temporada. Como no podía ser de otra manera, fui a ver las muy recordadas y repetidas "tetas",  que son dos montículos apezonados que en realidad se llaman Miramón y Cotillamón. La foto no es gran cosa, pero la luz era la que había (y encima no tiré en RAW así que poco arreglo hubo - excusa para volver pronto y hacer más fotos). Aquí abajo, las Tetas de Liérganes:

las tetas de lierganes

viernes, 28 de agosto de 2009

La Reboría: buena cocina asturiana

la reboria

A cosa de 1 km de Infiesto, justo en la desviación que sube a Valle desde la N-634 está el Hotel Restaurante La Reboria, uno de esos restaurantes de carretera donde se acumulan los camiones a la hora de comer. Esto siempre es un buen augurio y es este caso se cumple y no defrauda. Aquí se come muy bien, con abundancia de platos típicos. El comedor es muy agradable y sus dueños, amabilísimos.

Yo puedo atestiguar lo buenas y prestosas que son la fabada (siempre la denominan “fabada asturiana”, tengo que investigar si hay fabada “no-asturiana”), el pitu de caleya y la tarta de queso de la casa; aunque todo lo demás también merece probarse. Ofrecen menú del día por 9 euros, un lujazo.

la reboria interior

Interior del comedor

La calle Covadonga (II)

calle covadonga

Otra imagen de la calle Covadonga

Siguiendo en dirección a Santander, o como dicen aquí, tirando para Villamayor - el pueblo más próximo - hallamos entre otros establecimientos la confitería Calvo, otro paraiso de golosos y glotones del dulce, una tienda ya tradicional de Infiesto con unos pasteles riquísimos.

confiteria calvo - infiesto


La confiteria Calvo


infiesto - plaza del mercado

La Plaza del Mercado, orbayando

Más adelante tenemos la plaza del mercado. Su nombre alude al mercadillo de los lunes por la mañana, originado en tiempos de Carlos III nada menos y que cada inicio de semana congrega buhoneros, lugareños y curiosos en busca de ocasiones y buenos precios.

En un extremo de la plaza está la cooperativa, más exactamente la Cooperativa de Agricultores de Gijón, un establecimiento peculiar para mí, que soy un urbanita irredento. Dirigido a la gente del campo te venden sacos de patatas, las auténticas madreñas o botas impermeables para las labores del prado y así manejarse con las vacas, las boñigas y otros elementos constitutivos del paisaje. Está pintado de verde, de manera muy conveniente.

infiesto - cooperativa de agricultores

Cooperativa de Agricultores Gijón (de Infiesto)

infiesto - cafe bar alpaca

Cafetería Alpaca

Al otro extremo de la plaza está la cafetería - bocatería Alpaca, un bar anómalo de Asturias. Parece trasplantado de un barrio de Madrid o Barcelona, puesto que ofrece platos combinados, pizzas, bocatas y diversas raciones. Sin embargo, como está en Asturias, las cantidades van en concordancia con la región y te las ponen para dejarte ahito, como era de esperar. Hay veces que no quieres comer la deliciosa comida tradicional y este es el sitio en Infiesto.

Y en la misma acera de la calle Covadonga, entre medias, tenemos los apartamentos turísticos La Pontiga, una de las joyas de la población. Se trata de una idea puesta en marcha por Raquel y Juan, restaurando una de las casonas del pueblo, que estaba muy destartalada y creando un puñado de apartamentos para alojamiento rural. Tras varios años de esfuerzo y no pocas dificultades politico-administrativas el resultado es de matrícula de honor. Son once apartamentos para albergar entre dos o seis huespedes totalmente equipados para entrar a vivir, mejor dicho, para entrar a gozar de Asturias. Cada uno está decorado con sumo gusto, son amplios cómodos y muy nuevos. Una maravilla.

apartamentos turisticos la pontiga - infiesto

Vista exterior de los apartamentos La Pontiga


Doy fe de todo lo dicho. Hace un año, cuando nos hallábamos en el trance de amueblar nuestro pisito, no alojamos allí durante una semana, y todo resultó genial; desde la firmeza del colchón hasta los ratos de lectura en el jardín. La Pontiga es un establecimiento un escalón por encima del nivel del pueblo, y hay que destacarlo.

infiesto - gasolinera urbana

La gasolinera de Infiesto

Siguiendo hacia oriente vemos la gasolinera, que hoy es de Cepsa. Actualmente casi ya no hay gasolineras en el interior de las poblaciones, parecen residuos del pasado. Esta misma debe ser sucesora de la que había cuando la calle Covadonga era más corta, no había plaza del mercado y la calle era la N-634 sin más pretensiones. Las poblaciones crecen y engloban las afueras, es lo que debió suceder a la gasolinera de Infiesto. En cualquier caso está bien situada, la más próxima hacia el este está en Sevares a unos 10 km y hacia el oeste en Nava a 15 km por lo que da servicio una gran extensión del concejo. Tiene dos surtidores y vende hielo, lo que es un bonus en estas tierras poco calurosas. Además te ponen la gasolina en el depósito, así que se ganan el sueldo como hace unas décadas.

Por fin, la calle Covadonga desemboca en el puente sobre el ferrocarril, que eliminó un antiguo paso a nivel y justo a su inicio está el ultranuevo Centro de Salud, en el solar de una antigua cárcel según he podido averiguar.

centro de salud de infiesto

El nuevo centro de salud de Infiesto


No tengo muy claro que este blog lo vayan a leer mis estivales convecinos de Piloña, pero si es así alguno puede sentirse contrariado por no mencionar otros puntos de interés de la calle Covadonga, así que me disculpo por anticipado y dejo dicho que seguro habrá más ocasiones de mencionar otros puntos de interés de la calle.

jueves, 27 de agosto de 2009

La calle Covadonga (I)

calle covadonga
Es la espina dorsal de Infiesto. Coincide con el camino medieval y tradicional entre Oviedo y Santander, y hasta la construcción de la variante era parte de la N-634. Como en los pueblos del lejano Oeste, Infiesto se estructura a lo largo de la calle. Allí encontramos los comercios, los servicios públicos, los sempiternos bares y los elementos culturales de la localidad. Aunque sigue hacia la estación de la Feve, podriamos decir que arranca desde el puente primitivo sobre el Piloña. Este puente actual es el sucesor de otro medieval que fue dinamitado en la guerra civil, para retrasar el avance de los nacionales en su definitiva ofensiva asturiana; parece que no lo retrasó demasiado e Infiesto se quedó sin su pintoresco puente, siendo sustituido por otro del siglo XX que permite el paso de carruajes y personas pero nada más que reseñar. Hay tres pasos más recientes sobre el río, dos peatonales y otro para la carretera que va a San Román.


En la orilla izquierda del río, justo en la curva, había hasta hace un par de veranos una sidrería que se llamaba muy adecuadamente "El Puente"; allí quedabamos citados en los noventa con nuestros primos Arturo y Maripi, para tomar algunos culetes, ahora está cerrada y el futuro dirá si se reabre o se reconvierte en otra cosa.

puente de infiesto

El actual puente sobre el Río Pilona, que sucede al medieval

Nada más pasar el puente está la Plaza Mayor, con el oratorio del Marques de Vista Alegre, edificio de origen religioso que ahora es cultural, tiene una celosía de madera bien barnizada que adorna el aparcamiento de la plaza. Justo enfrente la Pastelería El Forno, uno de nuestros establecimientos favoritos del pueblo. Aparte de pan, tienen unos bollos preñaos y empanadas que merecen la degustación, y también nos venden un magnifico surtido de pasteles y dulces (fenomenales el tocinillo de cielo y la tarta de queso). Hacen tortillas de encargo, pero no están a la altura del resto de la oferta.

infiesto plaza mayor

Plaza Mayor de Infiesto


confiteria el forno de infiesto

La confitería El Forno

Siguiendo la calle, llegamos a la Plaza de la Constitución, que es el espacio de los poderes administrativos y fácticos de Piloña. A pie de acera el edificio del ayuntamiento, con cierto clasicismo formal, pero mal rematado: le falta una torre del reloj. Y enfrente, la iglesia parroquial, dedicada a San Antonio de Padua. Lo llamativo de la misma es que se yergue en una elevación con escalinatas, y su única torre supera ampliamente al extremo truncado de la casa consistorial. ¿Todo un símbolo sociológico a la par que urbanístico?

la iglesia de infiesto - HDR

La iglesia de Infiesto, en la Plaza del Ayuntamiento

ayuntamiento de piloña

El ayuntamiento de Piloña, en Infiesto, frente por frente a la Iglesia

Entre medias de Dios y del Cesar, en un primer piso, la notaría de Infiesto. Está regentada por D. Christian Borrego, un madrileño que confiesa estar enamorado del Norte y que se encuentra muy a gusto aquí.

Siguiendo hacia Santander, está la plaza de los jardines de la Obra Pía, con el edificio antiguo que fue escuela y luego fue Biblioteca (y ya tampoco es biblioteca) y Centro de Salud (tampoco lo es ahora). Enfrente tenemos la tienda de informática, que vende servicios telemáticos y dispone de una curiosa máquina de vending en la que junto a los refrescos podemos adquirir cartuchos de impresora o incluso pendrives.

infiesto obra pia

El edificio de la Obra Pía, en los jardines del mismo nombre